1460, diciembre, 2. Roma
En la súplica con fecha del 2 de diciembre de 1460, Pedro de Arraxita de Portugalete, presbítero de la diócesis de Burgos, expone al papa Pío II el hecho ocurrido en el mes de mayo del año precedente, cuando fue herido en la mano izquierda (le fueron mutilados dos dedos) y lesionado un pariente suyo, quien murió 35 días después. He aquí el relato del sacerdote Pedro: Queriendo castigar al niño, pariente suyo, de edad de 12 años, le dio algunas bofetadas en la cabeza profiriéndole algunas palabras ofensivas. El chaval se escapó de casa siguiendo la calle pública. Juan de Aguero, seglar y hermano del chaval oyó las voces y cómo el rapaz salía de casa, e insultó a su vez a Pedro quien trataba de excusarse por lo que había hecho al muchacho. Sancho de Aguero, padre del muchacho y de Juan, salió de casa (llevando un cuchillo en la cintura) pronunciando muchas palabras ofensivas contra Pedro. Viendo que se le acercaba, Pedro sacó la espada que llevaba consigo, y no queriéndolo herir, golpeó con el lado largo de la espada a Juan. Entonces Sancho, extrayendo un cuchillo, le golpeó en la cabeza y lo hirió en la mano izquierda, mano que Pedro había alzado hacia la cabeza para defenderse, mutilándole dos dedos. A este punto se introduce Eneco, presbítero de la misma diócesis, y hermano de Sancho. Se avecina a Pedro por detrás, y lo tiene por el brazo y la mano que tenía la espada. Sancho, furibundo, se cebaba tanto contra Pedro como contra su hermano. Eneco, que se encontraba en medio de los dos (Pedro y Sancho) viene herido gravemente, ya del hermano, ya de la espada de Pedro (sin querer). Siendo un amigo íntimo ya antes como después de lo ocurrido, Pedro llevó a Eneco a casa y lo puso a los cuidados del médico. Según la relación del médico, si bien Eneco se curó de las lesiones procuradas por la espada de Pedro, no sanó de las procuradas en las manos por su hermano Sancho, por lo que falleció pasados 35 días. En definitiva, antes de morir, Eneco dijo que Pedro no era el culpable (excusándole de toda responsabilidad) como asimismo, el medico confirmó que la muerte había sido causada más bien por otra enfermedad surgida, y no tanto debido a las heridas. No sintiéndose Pedro, por tanto, culpable de la muerte de Eneco, aunque sí profundamente dolorido, Pedro se dirige al Santo Padre pidiendo ser declarado inocente de la imputación de homicidio, e igualmente ser absuelto de la infracción y de la dícha irregularidad, como asimismo ser dispensado del defecto corporal (al tener mutilados dos dedos de la mano zquierda), aspecto éste que conllevaba no poder celebrar la eucaristía y demás oficios divinos. Pedro, siendo titular de un beneficio patrimonial del valor de 12 libras tornesas, solicita finalmente que la bula apostólica que le venga otorgada por la Sagrada Penitenciaria sea sin gastos, porque es pobre.
Signatura en el ASV:
ASV, Reg. Suppl. 534, fol. 62r-63r
Referencias bibliográficas:
Reg. RUIZ DE LOIZAGA (2008-2009), País Vasco, nº doc. 103, p.91-93.
Ruiz de Loizaga, Saturnino, Documentos pontificios referentes al País Vasco (Siglos XIII-XV), Roma, 2008-2009.